La industria de la belleza facial y el cuidado de la piel han tomado gran auge en los últimos años. Anuncios con extensas rutinas faciales para cada tipo de piel y cremas milagrosas que detendrán cualquier signo de imperfección en tu rostro son cada vez más comunes. Sin embargo, debemos tener en cuenta que la genética es mayormente responsable de aspectos como tu tipo de piel, ciertas condiciones que puedes desarrollar, el cómo te afecta el sol, qué tan rápido envejeces e incluso si tienes lunares, pecas o manchas.

Los genes determinan la cantidad de células de la piel que serán producidas, si estos no funcionan adecuadamente, ya sea que su producción sea deficiente o excesiva, podemos enfrentarnos a problemas como acné y falta de recuperación luego de alguna herida. Del mismo modo, nuestro color, tipo y el cómo cambia con los años también se encuentra definido. Aun así, claramente no todo es genético, factores como la alimentación, exposición con agentes contaminantes, rutinas de limpieza o el uso de bloqueador, por mencionar unos cuantos, tienen un fuerte impacto en la salud de la piel.
Es importante tener en cuenta que a nivel general nuestra piel depende tanto de nuestros propios genes como del cuidado que podamos darle. Recuerda que la piel es el órgano más extenso de todo nuestro cuerpo por ello, conocer cómo el mundo exterior puede afectarla y aquello que dicta nuestra genética nos permite tomar el control de su cuidado y disfrutar de una piel saludable.